lunes, 16 de febrero de 2009

NOCHE EN EL MUSEO

Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer, por Valeriano Bécquer.
Museo de Bellas Artes. Sevilla.
Por la ventana miro la vieja plaza infantil y el azulejo, la noche ya cerrada Estoy en la planta superior del Museo de Bellas Artes , en la sala XIII, casi estoy pisando encima de la capilla del antiguo convento, el lugar se encuentra solitario, he venido a ver la reciente adquisición del Museo, el famoso retrato que Valeriano Bécquer hizo a su hermano Gustavo. A su ciudad, a este antiguo Convento de la Merced ha vuelto de alguna forma Bécquer nuevamente, y recuerdo cuando de niño, tras las clases en la Escuela de Artes paseaba solitario por estos mismos patios y el claustro, Don Antonio, mi profesor de dibujo, me decía; Luis, aunque de Velázquez no hay nada, aun nos queda Murillo, Zurbarán, vaya usted a ver a todos esos maestros sevillanos de la Gloria, y vaya usted solo. Parece que Bécquer y yo nos hemos quedado solos en toda la planta. Dejo el rostro de Bécquer, vuelvo a mirar la vieja plaza, el sueño becqueriano y mi sueño infantil en los ojos de una virgen sevillana.

En Sevilla y la Gloria. III
2005

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades, Luis, me ha gustado mucho. Como lo dices y cómo le sacas punta a todo.

Saludos

Marisa Peña dijo...

Gracias por compartir con nosotros este bello sueño. A través de tu maestría con la palabra nos trasladas allí, y entre las brumas bécquerianas sentimos tu nostalgia de la infacia.
Un beso.

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Antonio, pequeñas historias.

José Luis Garrido Peña dijo...

Bécquer inagotable, cuantos perfiles nos quedan todavía de su obra.
Gracias, Marisa.

Olga Bernad dijo...

Qué buen escenario para que los sueños cobren una especie de vida: la noche, el museo, la soledad y el poeta mirando. El tono de su mirada y sus leyendas. Pero el museo lleno de maestros parece haberte llevado a los ojos de una virgen sevillana, salvadora.
Qué bonito.

Anónimo dijo...

Museo maravilloso, así como un marco interesantísimo. Es un placer perderse por sus salas y sus patios. Muy conseguida tu entrada.

Saludos.

José Luis Garrido Peña dijo...

Cierto, buen escenario para los sueños. Gracias, Olga y Alberto.

Anónimo dijo...

Pues no sé que me ha gustado más si la entrada sobre Bécquer (espítitu sin nombre, indefinible esencia... es que es magnífico) o esta cita de Kierkegaard que no conocía y que paso, con su permiso a copiar para mi colección.

un saludo.

José Luis Garrido Peña dijo...

Kaos, gracias por tus palabras y bienvenido.

ONDA dijo...

No se donde se encontraba antes ese magnifico retrato, pero desde luego que su sitio era ese, el de ahora esperemos que para siempre,

Estuve unas horas en Sevilla y pasé cerca del Museo pero no pude entrar, después de una mañana de trabajo y un par de tapas por Triana demasiado ligeras para acompañarlas con unas copas de manzanilla Solear, me sentí sentimentalmente agotado y volví enseguida para Madrid, pero me he de desquitar.

Acordes enlaces también los de tu entrada Gracias de nuevo por acercarme un poco más a Sevilla.

Por cierto estuve en la casa donde nació mi abuelo, ya tampoco es jugueteria hay una tienda de Timberland...y Ochoa tampoco es lo que era...
Un abrazo

José Luis Garrido Peña dijo...

Amigo Ignacio, espero que pronto encuentres una ocasión para venir con mas tiempo, el cuadro creo que pertenecía a la colección privada de Ybarra. En efecto, la confitería Ochoa tuvo un siniestro hace unos años, todo el mobiliario y decoración que se basaba en la madera ardió con mucha facilidad, se les encendió la bombilla de la genialidad y se decidieron por otros materiales para reconstruirla. Pero al menos la casa de tu abuelo la han respetado.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Luis, te vi ayer por el centro, aunque no pude llamarte porque estaba hablando con unos amigos. Me ha gustado mucho esta entrada donde, como siempre, nos aportas las claves de tu elegante sevillanía.

Un abrazo.

Violette dijo...

Gracias por esta entrada, eres un lírico de la prosa. A mi también me ha tocado la nostalgia porque fué Bécquer, de todos los poetas que aparecían en los primeros libros de textos, el que despertó en mi el amor y la admiración por la poesía.
No he tenido el gusto aún de visitar Sevilla, pero en nuestra próxima visita a España haremos una parada en esta ciudad y su museo para apreciar de cerca este magnífico y conocido retrato.
Saludos

Anónimo dijo...

que buen poema o leyenda