jueves, 11 de junio de 2009

CORPUS EN SEVILLA

NIÑO DIOS. JUAN MARTINEZ MONTAÑES


Donde está decretada la muerte está la vida, y en esa búsqueda de la intimidad aun sin modos metafísicos hay una ausencia de pasión de la carne que se vuelve transparencia con los ritos. La narrativa que envuelve la experiencia de la fe es luminosa antes que la devaste la racionalidad, aun así, el hecho psíquico no quiere resignarse y como Spinoza recuerda; “un hombre libre no piensa en ninguna cosa menos que en la muerte". El núcleo del sentido del rito enlaza y busca infancia y muerte.

EL SOL Y EL TRIGO



El canto en la mañana,

abierto

en el libro de los días.

Quise

revelar el nombre

que escapaba a nuestros labios.

Lejos,

entre tinieblas,

habría un camino hacia la muerte.

La palabra y el silencio

dibujan en la ausencia tu sueño,

la distancia que el rito sostiene

te ha dado los nombres y el camino,

sentir la luz

y llorar tanta belleza.


















2 comentarios:

Marisa Peña dijo...

LLoremos la belleza, Luis...Y "ganemos la luz". Gracias por tu poesía querido amigo. En tiempos de desesperanza y duda nada mejor que refugiarse en los versos y en el enigma que esconde la belleza.

Jesús Aparicio González dijo...

Amigo Luis, me encantó tu poema, preciso en sus símbolos.
La palabra nos salva de la muerte o al menos
invita a la esperanza.

Un abrazo

Jesús