viernes, 24 de julio de 2009

ALIANZA

Monumento a Pastora Pavón en la Alameda de Hércules




Donde reposa el vacío, aun sin el movimiento de la comunicación, está el presentimiento, el poder creador, un poder previo que supera a los hombres. En esa espera tendida de la memoria están los relatos de un viejo arte, el habla y el ritmo profundo, que espera de la manera más secreta, en una lejana voz de la infancia, lo que convoca para no perderse de sus orígenes. Canto y raíz, palabra y silencio, límite integrado, un abrirse de lo desconocido. Yo contengo en mi recuerdo el habla del canto, la expiación que reintegra ese vacío donde surge la esperanza; el desvelo de la memoria.






La soledad

rompe el tiempo,

crece y se derrumba sobre el olvido,

fue destino

en los márgenes y los confines.



Esta tarde

de viejos presentimientos,

el crepúsculo

va a volver por las azoteas.



Presagio en el claroscuro,

ojos esperando

la entrega imposible,

voz que ya no aparenta,

atravesada por el resplandor.



Vas a regresar,

sucede en tu luz y en tu herida;

el silencio en la raíz,

la ceniza de un lamento.


Nota; Hace unos días volvieron a colocar el monumento a Pastora Pavón en su Alameda, faltan aun otros hijos sentidos de este lugar, esperemos que el Ayuntamiento continúe la tarea. Este poema lo escribí hace unos años en homenaje a la genial cantaora y en recuerdo de mi abuela Amparo en su azotea. Hoy me es muy grato dedicárselo a Juan Miguel y Andrea, en un día tan especial para ellos.

8 comentarios:

Ramón Sariego dijo...

Bello poema y texto, amigo luis, a esta gran cantaora, reflejas muy bien lo sustancial de todo aquel mundo, faltan, como dices, algunas figuras todavía en ese lugar, y sobran muchos en el actual panorama flamenco.

Un saludo cordial

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Ramón, por tu interés y lectura, más en homenaje a mi Abuela que conoció toda aquel lugar y sus gentes. El Ayuntamiento no debe de olvidar al cantaor Manuel Torre, a José Díaz, político histórico, fundador del partido comunista, a Antonio Ruiz Soler, aunque éste nacido unas calles mas allá, pero pasó su infancia aquí, y otros.

Un saludo

Jesús Aparicio González dijo...

Hermoso poema.
La palabra, el canto, en el presueño, como anticipo del advenimiento de la poesía.

Un abrazo

Jesús

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Jesús. Las vísperas, o ese sueño repetido en el tiempo que un día se despliega en palabras misteriosas. Eso, sin duda, merece la pena.

Un abrazo

Marisa Peña dijo...

Me gusta regresar a tu casa...Y aquí estoy, acompañándote en tus recuerdos, siempre en ese hermoso ejercicio de la memoria que tú tan sabiamente realizas.Te mando un fuerte abrazo.

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Marisa. Me alegro de tu regreso, de tu estar siempre atento. Espero que todo haya ido muy bien y su reflejo en tu obra.

Besos.

ONDA dijo...

Preciosa evocación en un marco tan especial como las azoteas en la antesala del crepusculo. Todas las azoteas de la infancia, con las chimeneas de barro como farolillos oteando el horizonte.

Yo recuerdo la mía particular en el piso más alto de donde ahora me encuentro .

pero las de Sevillas sin duda únicas....

Un abrazo ya casi con mis manos en el sur.

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias, Ignacio, espero que disfrutes de esas azoteas junto al mar, también únicas, especialmente en sus noches.

Un fuerte abrazo