martes, 4 de agosto de 2009

EL CASO TORSTEN JOVINGE



En el mes de Julio de 1986 se celebró en Sevilla una exposición del pintor sueco Torsten Jovinge, no recuerdo por que medio había tenido noticias de la trágica muerte de éste en el verano de 1936, exposición a la que finalmente no pude asistir. El extraño caso del pintor, posiblemente asesinado por elementos afines a los golpistas, sigue siendo, a día de hoy, una desgraciada muestra más del desinterés, impunidad y, salvo excepciones, falta de investigación y restitución necesarias.

A mediados de Mayo de 1936 Jovinge se estableció en Sevilla, en el Hotel Londres de la calle Alfonso XII, edifico modernista de Anibal González ocupado actualmente por una academia. Este sería el lugar fatídico de su muerte. Las metáforas de una vida suelen ser a veces jugadoras experimentadas, Jovinge había reflejado críticamente en su obra las atrocidades del movimiento nazi en Alemania, de igual forma atraviesa España hasta llegar a Sevilla en el momento más inoportuno, en vísperas del golpe militar. Josvine se adentra en la ciudad para reflejar su situación convulsa.

Escribe Francisco Espinosa (1)

Pese a todo, es difícil resistirse a una hipótesis, Jovinge, con sus lápices y cuadernos, con su mirada inteligente y curiosa, suponía una auténtica provocación para los sublevados en general o para cualquiera de los fascistas que pululaban por el centro de la ciudad en los primeros momentos del golpe. Tan peculiar era lo que estaba haciendo Jovinge que ningún otro testimonio visual o escrito puede suplirlo. En este sentido el trabajo del pintor sueco en Sevilla se encuentra en la estela de Goya, cuya obra conocía sin duda. Sin quizás ser muy consciente estaba practicando periodismo de guerra, creyendo ingenuamente que su condición de extranjero, como si de un corresponsal se tratara, lo situaba al margen del conflicto. El “delator” de sus ultimas anotaciones se trata evidentemente de uno de los voluntarios que aquellos días indicaban a los golpistas a quien debían detener. La noche del 18 de Julio Jovinge escribe en su diario “Delator presente de nuevo. Se interesa él por mí?. Parece evidente". Debió de ser en ese contexto, con motivo de algún encuentro con fascistas en las cercanías del hotel cuando el pintor fue corregido y amenazado. Quien sabe si no fue entonces cuando perdió boina y gafas, sin las que como escribió su hija en el catálogo casi no veía. A consecuencia de ello, imposibilitado, tanto para escribir como pintar, se refugió en el hotel. En algún momento del Domingo 19 fue localizado en el hotel y asesinado con una navaja barbera.

Enterada la Autoridad Militar y consciente del problema diplomático que podría derivarse del suceso, se controló el asunto designando un instructor con el único objetivo de que no surgiera problema alguno y de conseguir el visto bueno del Vice-Consulado. Este, para quien el pintor no era mas que un compatriota problemático y con deudas por toda partes, al que incluso habían propuesto poco antes que embarcara como indigente en un barco con destino suecia, accedió pensando en que dada las circunstancias todo se olvidaría. Pero algo fue mal: la creciente fama del pintor llevó a la familia y a ciertos medios de comunicación a interesarse cada vez con más intensidad sobre la vida de Jovinge y sus últimos días, y en consecuencia las dudas aumentaron. Faltó, eso sí, el Gerald Brenan, el Agustín Penón o el Ian Gibson que como en el caso de Lorca, agotaran todas las posibilidades de investigación. Es posible que a partir de los cincuenta, cuando viajó a España su esposa, una investigación bien orientada y siempre respaldada por otro país, hubiera dado sus resultados.
(1) Francisco Espinosa. La justicia de Queipo. Violencia selectiva y terror facista en la II División en 1936

6 comentarios:

Marisa Peña dijo...

¡Cuánto queda aún por restituir! Cuántas memorias relegadas, cuánto miedo masticado y cocinado a fuego lento durante décadas.Cuando todos nos sentemos a la mesa a hablar sin reservas, como se habla de la batalla de Waterloo o de la noche de san Bartolomé, entonces las aguas volverán al cauce que buscan.Un abrazo luis y gracias por tu aportación a la verdad y a la justcia, tan necesarias siempre.Felices días de verano

José Luis Garrido Peña dijo...

Gracias Marisa, es un rémora de demasiados años, donde se curioso hacer el retrato actual de las posiciones y fecharlo, quiero decir que en el perfil la señalización debe ser también muy acusada en lo temporal. Todavía, desgraciadamente, quedan muchas cosas, pero todo se andará. Este artista tiene ya un estimable reconocimiento fuera de de España, para mis paisanos, salvo excepciones, no existe.


Un beso

Eduardo Galisteo dijo...

No parece que el ambiente del artículo sea compatible con el hecho de que los principales y casi únicos amigos de Jovinge en Sevilla fueron del bando que se denominó Nacional y que el delator es referido y pintado con una corbata roja, símbolo de los comunistas infiltrados. No hay en la obra de Jovinge en Sevilla nada conflictivo, ya que sí es cierto que se comporta casi como un corresponsal, y los dibujos de lo que ve, son relevantes en ese sentido. Así mismo, pinta unos soldados en los coches sentados que no salieron en realidad hasta el 22 de julio, por lo que es oscura hasta la fecha real de su asesinato y más aún la falta de colaboración con los investigadores del cónsul de Suecia entonces...

Emilio Quintana dijo...

Jovinge era muy buen pintor. En Suecia siempre se pensó que lo habían matado, en efecto.

Anónimo dijo...

Les recomiendo leer el libro Morir en Sevilla, de Nicolás Salas, premio Ateneo de novela en 1986. Este autor investigó las circunstancias de la muerte de Jovinge a instancia de la propia hija del pintor, entrevistando incluso a los testigos vivos. Y la investigación realizada apunta claramente a que el asesinato lo perpetraron los rojos y no los nacionales. Téngase en cuenta que, en el momento del suceso, el Alzamiento no había triunfado aún en Sevilla. Por favor, no tergiversen ni manipulen. Saludos cordiales.

Anónimo dijo...

Trabajo en el Hotel Londres de Sevila, no es el mismo que nombráis en el blog, es posterior a este, el comentario es para comunicaqr, que hoy ha estado un familiar de Jovinge, preguntando por el Hotel Londres de entonces y es por eso que he conocido esta historia.
Un saludo.