sábado, 19 de septiembre de 2009

ARTHUR KOESTLER Y SU ULTIMO DIALOGO



El hambre les ha hecho regresar del otro lado de la orilla del río, huyeron cuando un familiar les informó de que eran buscados. Juan Fernández y Pedro García, sin mas delito que su afiliación al sindicato de panaderos, se arriesgaron a bajar desde la Barqueta hasta la Alameda. Un amigo, atemorizado, les advirtió del peligro de sus vidas ante las patrullas de fascistas, tras el golpe la ciudad eran un hervidero de traiciones y delaciones, de torturas y sangre. En la esquina de la calle Relator, delante de Bordeta, son sorprendidos y asesinados. Mientras es trasladado como prisionero por las calles de Sevilla, Arthur Koestler tiene noticias de éstos y otros muchos asesinatos. En su extraordinario Diálogos reflejará el infierno del golpismo y fascismo sevillanos que padeció, incluida la pena de muerte; -recorrimos las calles de Sevilla…fue un recorrido siniestro-.
En el prólogo a la edición española de Diálogos con la muerte, Lluis Bassets, emplaza la obra a la altura de otras de referencia sobre la guerra civil española, o mejor dicho, sobre el golpe de estado del 18 de Julio y su terror fascista, como las de Heninguay, Por quien doblan las campanas, Homenaje a Cataluña, de Orwel o Los grandes cementerios bajo la luna, de Bernanos, recuerda la definición de W. Benjamín como un documento de la barbarie, lo creo justo y muy acertado.
Esta obra de A. Koestler, también así en su vida, va mas allá de la expresión de unos estados morales, en los términos que definió entre belleza moral interior y exterior, nuestro afecto y nuestra aprobación con una gran capacidad de transformación de pensamiento critico va recorriendo su escritura. En su desarrollo por agotar el decir, Koestler nos describe los delirios de la aventura del sentido de la vida en todas sus páginas. Se protege de los destellos de apariencia. Recorre el infierno del fascismo sevillano posterior al golpe militar, que padeció durante su cautiverio “el poder de la palabra reside en el dominio de la abstracción; el lenguaje palidece ante lo tangible y lo concreto. Se vuelve un instrumento completamente inútil cuando hay que describir hechos desnudos tan terriblemente ordinarios como el miedo de un ser humano ante la muerte”
Este hombre que salió de aquel infierno sevillano y de tantos otros puso fin a su vida junto a su esposa el 3 de Marzo de 1983 . Dejaba una obra en la que nunca escapa de la interrogación que su textos llevan, la tardía noción del diálogo de un moribundo y de un superviviente, como si ya no tuviera recuerdos propios, en la potencia vigilante de su memoria, sin puntos de inflexión, anunciando a la sociedad la locura que le sería propia.

3 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Para Pedro Garcia, Juan Fernández, Koestler y tantos , anónimos para siempre en la impunidad y en el olvido...Vaya por ellos tu magnífica entrada y la lectura emocionada y no por ello rigurosa de cuantos te admiramos y apreciamos.
Un abrazo querido amigo, desde la emoción y la memoria.

Marisa Peña dijo...

Quise decir y no por ello "menos" rigurosa..en fin.Tú seguro que lo comprendiste.

José Luis Garrido Peña dijo...

Muchas gracias, Marisa, lo he comprendido perfectamente. Es una lástima que obras como ésta hayan tardado tanto en publicarse.

Un beso.