martes, 8 de septiembre de 2009

DESPUES DEL RECOGIMIENTO



Queremos abrazar lo que no somos, aguardar en su callar las presencias que estimamos, seguir las palabras que rodean ese silencio, como escribió y lamentó Freister; espejo en las sombras mortecinas, ese centrarse que es el reposo. Solo retenemos lo que ya fue, la sabiduría es siempre un regreso melancólico, custodiar una vieja ofrenda en los itinerarios de la fidelidad. Con la vieja dignidad de la modestia y la pobreza, la ilusión de lo necesario nos guiará por esta ronda a los lugares soñados y prometidos. Hay una larga tarde de escritorio y un hombre entre libros de cuentas y hermosa caligrafía que no acudirá a mi llamada, una llamada que se quiebra o apaga. Solo queda la ronda del canto del retraído, donde la memoria se derrumba y anochece.

6 comentarios:

Olga Bernad dijo...

"Custodiar una vieja ofrenda en los itinerarios de la fidelidad. Con la vieja dignidad de la modestia..."
Poco más se puede hacer, pero qué manera de decirlo, Luis.
Me emociona esa seriedad que no ha olvidado la ternura.

José Luis Garrido Peña dijo...

Muchas gracias, querida Olga, me alegro de que te guste.

Un beso

Marisa Peña dijo...

Es un texto muy hermoso...en esa línea de encuentro y búsqueda que tan bien dominas.Parece que puede experimentarse ese reposo, ese silencio, esa espera de lo imposible, ese recogimiento.¡Cuántas veces aguardamos esas presencias y escuchamos esas palabras que sólo pueden habitar en el silencio!
Un fuerte abrazo

José Luis Garrido Peña dijo...

Muchas Gracias, Marisa, desde ese recogimiento o silencio donde esperamos, el siempre ir, búsqueda, apertura, aproximación.

Un beso

ONDA dijo...

No se si me equivoco pero creo vislumbrar por una antigua entrada tuya, una evocación a tu querido padre, intentar tener esa presencia ya imposible por medio del recuerdo...

José Luis Garrido Peña dijo...

Estimado Igancio, gracias por tus palabras. No te equivocas, hay una evocación de los seres queridos y apreciados, de nosotros mismos, de nuestros maestros. En ese itinerario por tiempo y lugar que las palabras nos devuelven, algunas veces con contornos muy precisos y bellos.

Un abrazo.