lunes, 16 de agosto de 2010

CALENDARIO DE MAREAS



Somos de ayer y no sabemos nada
(Job)


Es en un sueño,
Ana y el hermano José me esperan en la penumbra al final de la gran escalera del Santuario, sobre las lozas frías me señalan un libro de horas.

El mar nos hace mirar de frente.

"Yukel nombra un libro, privado de vocablos, que contienen nuestra historia, ya que es libro escrito por la muerte y hemos fallecido desde el momento que hemos cesado de tener un nombre".

Musil que repite;

te volverás siempre hacia tu propio asunto.

Por estas calles solitarias de finales de agosto, cansado, el sedante, sin libro de horas, en la pequeña libreta unos trazos del destino con toda su mascarada,
y sigues con el hábito silencioso de los adioses,
pero.., ¿cómo quieres tener recuerdos?,
es mi Padre que me  está buscando,
mi Padre, que al volante de su Chevrolet, contra la monstruosidad de una guerra, tantas vidas ha salvado.

El hermano José o Musil que insisten; busca otro lugar y otra historia; “ha sido solo un desmayo, dijeron cuando la encontraron en la orilla“, pequeña que salías siempre al atardecer con tu risa,  antes de entrar en el mar.

Apenas ocho años, desde la ventana de tu cuarto miras como la noche enciende el faro, terraza junto a terraza está la del Almirante, muchas cosas están cambiando, pero no lo sabemos, alegre y tranquilo entre los suyos como tú entre los tuyos, te saluda con una sonrisa.

Exhalan las aguas su aliento caluroso en la oscuridad.

Muchos años más tarde, en la puerta de un pequeño teatro, el cantautor cansado me despide con una sonrisa triste.

Sobre un viejo calendario de mareas están los hombres muertos.


Chipiona, por la calle Santuario,
Agosto, 2003












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