En estos arenales, o aquella morera,
escapabas en el silencio,
tuyo, en el sueño inmemorable.
Oías la cercada llama en la noche,
Oías la cercada llama en la noche,
los golpes del mar,
todo aquello que alumbraste
apenas con unas palabras para nadie.
Ahora vuelves vertiendo las voces
en las lentas orillas de la sangre,
donde aun el verano, donde arde.
4 comentarios:
Precioso Luis, como siempre.
Hondo y sin condescendencia a lo retórico, me gusta mucho.
Saludos
Lo que más ne gusta Luis es como quiebras los ritmos, bajo la aparente facilidad. Consumado.
Abrazos grandes.
Gracias por vuestros comentarios.
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