Es tarde, la luz del
cielo descansa,
el alma antigua revive hacia otro mar.
A veces vuelve sonando en la noche
en el fuego de su aire,
enciende entonces su lejana niebla
en tus pupilas breves.
No esperes la desconsolada noche
donde están los abrazos infantiles,
siempre fueron las risas de la muerte.
Septiembre, 1999
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