jueves, 13 de diciembre de 2012

UNA ANECDOTA DE SPENCER



Extendiéndose por todas partes la fama del juego inteligente y práctico de Spencer, al que muchos creían un jugador inglés de los muchos que en aquella época con harta frecuencia se alineaban circunstancialmente en los equipos, su padre, que ya sabemos enemigo acérrimo del fútbol y entonces primer maquinista de la Compañía Sevillana de Navegación, no pudo eludir la invitación de un compañero marino para ver jugar al “el fenómeno”, a pesar de su reiterada insistencia de que aquel juego no le interesaba.
Llevarían quince minutos presenciando el partido, cuando le preguntó su amigo: 
-¿Qué te parece el fútbol?
-¡Que no me gusta, ni le encuentro mérito alguno! ¡Y de bonito tiene bien poco, porque… vamos…ponerse hombres hechos y derechos en calzones blancos, para darle “patás” a una pelota…!
A lo que el otro exclamó:
-¡No digas tonterías! ¿Te has fijado en la jugada que ha hecho ese interior? ¡Ha sido algo maravilloso! . No cabe duda que los ingleses son los maestros del fútbol…
Y después de asentar esta grande e indiscutible verdad, nuestro maquinista le preguntó socarronamente:
-¿Y tú sabes como se llama ese jugador inglés?
Y, ante el gesto negativo de su amigo, le aclaró:
-¡Pues… Enrique Gómez Muñoz ! Y… ¡es mi hijo…!

ANECDOTAS DE DOS GRANDES MAESTROS DE LA FAMOSA ESCUELA SEVILLANA.
Diego de ISERN Y LLOSENT
Fuente: ABC de Sevilla, 9 de Dicembre de 1955



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